Mi amor bonito,
Hoy quiero regalarte una enseñanza que, aunque sencilla, tiene un poder infinito para recordarte que la vida, en su constante movimiento, siempre avanza: “Esto también pasará”.
Quiero que grabes estas palabras en tu corazón, no solo para los días difíciles, sino también para los momentos de mayor alegría. Porque, mi amor, la vida es un río que nunca deja de fluir. Lo que hoy duele, mañana será una lección. Lo que hoy te llena de felicidad, será un recuerdo para atesorar.
En los días en los que sientas que el peso del mundo te aplasta, recuerda: esto también pasará. No hay tormenta que dure para siempre ni noche tan oscura que no encuentre su amanecer. Llora si lo necesitas, pero no olvides que el dolor es solo un visitante, no un compañero permanente.
Y en esos momentos en los que sientas que estás tocando el cielo, cuando todo sea perfecto y la vida parezca un sueño, recuérdalo también: esto también pasará. No para entristecerte, sino para enseñarte a vivirlo con todo tu ser, a abrazar cada instante con gratitud, a atesorarlo y no distraerte con problemas o tristezas, porque cada momento es único y fugaz.
La vida, mi amor, no se trata de aferrarnos, sino de aprender a soltar y a fluir. La fuerza está en aceptar que todo lo que viene, también se irá, y en eso radica la magia: cada paso nos lleva a algo nuevo, a algo que nos transforma.
Cuando te encuentres en el río de la vida, recuerda que eres navegante. Puedes aprender a fluir con las corrientes, a superar las tormentas y a disfrutar del sol cuando brille sobre ti.
Siempre estaré aquí, en tu corazón, recordándote que eres más fuerte de lo que crees, que cada etapa de tu vida es un capítulo hermoso de tu historia, y que siempre, pase lo que pase, el río seguirá su curso.
Con amor infinito,
Mamá.