Mi preciosa gabriella,
Hoy quiero hablarte sobre la luz, esa luz que todos llevamos dentro, aunque a veces nos cuesta verla. Me gusta pensar que somos como velas. Una vela no tiene que competir con el sol para brillar, porque sabe que su momento llega cuando cae la noche. Es en la oscuridad cuando su luz tiene más valor.
Tu brillo es algo que te pertenece, nadie te lo puede quitar. Lo pueden opacar o lo pueden esconder, pero nunca te lo podrán apagar. Si alguna vez sientes que no destacas en nada, que eres la excepción a la regla, quiero que recuerdes esto: hay personas que te ayudan a brillar y otras que pueden opacarte, pero opacar no es lo mismo que apagar.
El brillo es una luz que puede ser producto de una reacción a algo externo más fuerte, como el sol con la luna o los metales bajo la luz de una bombilla. A veces, hay quienes no logran mostrar su brillo y necesitan de otras personas que les muestren las maravillas que pueden hacer. Una amistad verdadera tiene ese mágico poder. Rodéate de quienes aman brillar y ayudan a otros a brillar también. Esas personas que saben lo que valen, quienes son y que no se dejan opacar por el qué dirán, son como soles que inspiran a otros a encenderse.
A veces, la vida puede sentirse como esa noche oscura donde no ves el camino. Es posible que tu luz se opaque, pero siempre estará la esperanza y la posibilidad de que volverás a brillar. ¿Recuerdas la parábola de la moneda perdida? Aunque nadie la veía, seguía siendo valiosa. Así también es tu luz: incluso en los momentos de incertidumbre, nunca deja de existir.
Brillas cuando haces cosas que te apasionan, cuando dedicas tiempo a lo que amas y lo haces con entrega. La verdadera magia ocurre cuando aceptas tus imperfecciones y vives con amor por quien eres. Encontrar una pasión, un hobby, algo que disfrutes, y practicarlo hasta que hable por ti es una de las claves del amor propio. Cuando haces algo que realmente te gusta, ya no necesitarás la ayuda de otros para brillar, será tu propia luz la que ilumine. Esa luz permitirá que otros te conozcan, que te vean y que tú seas el sol que inspire el brillo en quienes te rodean.
Pero, amor, también quiero que sepas algo: tristemente, algunas personas se sienten incómodas con el brillo de los demás. Como cuando estás en una habitación oscura y alguien enciende una bombilla, puede resultar molesto al principio. Eso no significa que tú estés equivocada por brillar, sino que otros aún no están listos para despertar. Si ves que alguien necesita esa luz, hazlo con delicadeza y con amor. Tú fuiste mi luz cuando estaba a punto de apagarme, tu luz tiene el poder de encender muchas otras llamas.
No te dejes apagar nunca, Gabriella. Aunque seas una vela en una noche oscura, esa pequeña llama puede ser suficiente para iluminar un mundo entero.
Con todo mi amor infinito,
Mamá.
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